Interrogatorio de los ajenos

Día nublado.El viento soplaba mas fuerte que nunca.
Daigotsu se encontraba disfrutando de un baño de agua caliente cuando Tsuyako irrumpe en el ambiente.
Las cortesanas que acompañaban al Emperador se sorprenden y voltean aterradas a ver a la mujer, mientras que el Hijo del Caos no se inmuta ante la presencia de la Samurai.

- que ocurre Tsuyako-san?- dice Daigotsu con voz terciopelada.

~mi señor, el prisionero del reino fuego ha hablado, he venido personalmente a decirle esto pues creo que usted mas que nadie quiere oir las palabras de aquel hombre~ dice Tsuyako reverenciando al hombre de cabellos platinados.

Daigotsu se pone de pie y la samurai se da vuelta, las cortesanas le ponen el kimono que se usa para salir del baño

-sigueme-

ambos caminan con paso rápido, y entran a una habitación
Daigotsu se comienza a vestir detrás de un biombo mientras que su guardaespalda mira la habitación y lo escucha con atención.

-he sabido Tsuyako-san, que tiene una hija, la cual has entrenado de pequeña... creo que este es el momento de ponerla a prueba, tu te quedaras cuidando a Saiyuki y tu hija me acompañara los Campos de concentración-
Daigotsu sale detras del biombo vestido con su kimono imperial , toma su wakisashi y katana y sale de la habitación junto con su yojimbo (guarda espalda)
~Daigotsu-sama se que ella hará un buen trabajo~
- eso espero...-



----------------------------------------------------------------------------------

En los campos de concentración llega Daigotsu a Caballo solo , los guardias al ver la figura del emperador se postran ante el y le abren la puerta . Este entra sin decir ni una palabra.

Una vez dentro ve una joven y hermosa samurai de cabellos blancos.

-tu has de ser la hija de Tsuyako...-

Y por fin llego el fatídico día, y el clima no ayudaba a hacerlo mas ameno. Finalmente tendría que ponerse al servicio de esos seres tan despreciables, hoy tendría que hacer una de sus mejores actuaciones... No decepcionaría a nadie. Lo cierto es que sentía un poco de nerviosismo, solo un poco comparado a las ansias que la carcomían.
En cuanto la puerta se abrió el silencio se acentuó más, y una gélida brisa pareció colarse en el ambiente. Sin inmutarse mucho hizo una reverencia y contesto la pregunta con exactamente el mismo entusiasmo de quien provenía.

-Así es, Emperador...

Y se quedo muda, no sabia exactamente para que se la había llamado y no quería hacer preguntas estupidas o fuera de lugar. Se limitaría a obedecer como una muñeca.

la miro detenidamente.
Su espíritu era fuerte e incorruptible.
Deliciosos pensó, y guardo sus manos en las mangas su kimono.

- sigueme...-

ambos comenzaron adentrase por las prisiones los guardias a medida que el emperador pasaba se postraban y los presos se escondían en la oscura y mas lejana esquina de su jaula para evitar ver al tirano que los puso hay y los hizo vivir el infierno antes que sus vidas se extinguiesen por completo.

Ambos llegaron hasta un guardia enorme.
Era robusto, facilmente podría sostener toda una muralla de la fortaleza el solo, el sujeto hizo una reverencia rastrera.
~mi señor, el hombre va a confesar~

- bien... donde esta?-

el gran hombre apunto hacia una celda .
- vamos-
Daigotsu entro y ambos ven a un hombre
con la cara hinchada su boca semejaba una cascada de sangre y su cuerpo deformado por golpes.
el prisionero levanta la cara sus ojos están perdidos, sin esperanza deseoso de que todo acabase.

-veo que te han tratado bien... aun sigues con vida, fueron muy suaves contigo...-

un silencio incomodo rodeo el lugar

-habla...-

mientras el hombre confesaba los secretos de la torre de fuego me dedique a mirar a mi nueva yojimbo quería saber que tanto resistía, fije mi vista en sus ojos, su expresión, cada movimiento de ella era vigilado por mi mientras oía atentamente aquel hombre.

Raguna sentiría lastima por aquel hombre, que escasamente lo parecía en estos momento, sino fuera que estaba mas involucrado de lo que debiese en la tonta guerra que acontecía en los reinos. De pronto se sintió observada, no tenia que ser muy inteligente para darse cuenta de lo que allí ocurría, no se movió de su lugar pero, peino un mechón de su cabello para hacerlo hacia atrás y así tener una mejor visión del asunto, fijo la vista en el torrente de sangre presto atención a lo que el hombre balbuceaba y se relajaba con pensamientos del tipo "¿cuantos huesos rotos tendrá?, respira con dificultad... a de tener por lo menos mas de 7 costillas rotas..." y seguían y seguían.

El hombre asustado comenzó a toser algo de sangre, de seguro no le quedaría mucho mas...

“ la torre de fuego… cof cof….se encuentra…Envuelta por un sudario de ceniza..cof cof cof… proveniente del Volcán que …cof…cof..cof… se levanta cercano a ella…cof cof cof cof cof…..se yergue contra …. e..e...el….el oscuro cielo cf cof cof cof….. rodeada por un rio de fuego.
Por sus paredes puede sentirse correr el poder de los antiguos maestros de fuego…. Cof cof cof cof cof cof… sus cortinajes son velos ígneos y en el… el fuu… fue… fuego de sus antorchas y lámparas se alimenta por si mismocof cof cof cof cof….
Y… y en el ultimo…cof cof…cof piso… descasa la reina del fuego…cof cof cof cof cof cof….”

El hombre agacho la cabeza y miro el piso… de su boca emanaba aun mas sangre que de un principio y su cuerpo parecía que se desplomaría en cualquier momento de no ser por las cadenas que sujetaban sus corroídas muñecas.

-levanta tu cabeza… no he dicho que descanses-
Ordeno el tirano.

El sujeto con debilidad levanto su cabeza y miro a sus verdugos
Sabía que este era su fin.
~ Perdóneme mi reina ~ susurro el hombre
Miro a Daigotsu, ni siquiera sabría cual era el rostro de aquel hombre que lo hizo vivir el infierno.

-mira mi joven yojimo… eso son los ojos de un hombre débil…-
Daigotsu miro a la joven y con una sonrisa sinistra le dijo
- y yo lo que menos tolero es la debilidad… es un error que debe ser castigado-

El emperador de su cinto saco un tanto (daga) y se la entrego a la joven

- clávasela muy lento en el corazón… quiero ver como se extingue la ultima chispa que le queda de vida en sus ojos…-
Sonrió el tirano.

Le pareció un poco graciosa la situación, pero no movió ni un músculo de su rostro.
Tomo el tanto y lo observo un segundo escrutando su peso y tamaño -"lentamente..."-pensó. Luego clavo la vista en el hombre agonizando, lanzo la daga, la cual, no se movió demasiado rápido y quedo incrustada en donde debería estar el corazón del hombre, no demasiado parecía que se caería; El hombre asustado comenzó a moverse. Raguna se acerco con paso calmo a el y con solo los dedos índice y medio comenzó a empujar suave y lentamente la daga.

Una sonrisa de satisfacción se formo en el rostro de Daigotsu.
El hombre comienzo a gritar agónico.
A medida que el Tanto se incrustaba en su pecho, sus ojos se volvían borrosos hasta que finalmente se nublaron por completo. La chispa de vida se extinguió por completo.

Las manos del emperador se posaron sobre los hombros de la bella samurai.
- bien hecho... has sido leal a mis ordenes y demostraste no ser débil, felicidades... seras mi nueva yogimbo-
Daigotsu se da vuelta y mira hacia la puerta, esta se abre y sale.

- envía la cabeza de ese hombre a la torre del fuego y su cuerpo que sirva de alimento a los Onis (demonios)-

El guardia al escuchar esas ordenes entra a la pequeña prisión y le corta la cabeza al hombre y el envuelve en un trapo, para luego quitarle los grilletes de las muñecas, el cuerpo cae desplomado al piso.

Mientras caminaban hacia la salida , el emperador quedo mirado a su joven samurai.
- espero que siempre seas así de servicial ... no siempre nesecitare a alguien para eliminar a prisioneros...-

Las puertas del Campo de Concentración se abren.

"Espero que los Dioses te perdonen" fue el ultimo pensamiento que cruzo por su mente mientras le arrebataba lo que quedaba de vida en aquel hombre. Siguió a Daigotsu de vuelta a la salida y respondió la no-interrogante de el como si lo fuera.

-creo que del servilismo al deber hay una gran brecha, mi Señor... Yo solo cumplo mi deber...

Acoto como si el comentario no tuviese importancia, con voz cordial y pausada carente de emociones, salvo un dejo de desafió y resolución encubiertos. Y le devolvió la mirada un instante, directo a los ojos, dando a entender que no tiene ni una pizca de miedo a nada ni nadie. Desvió la mirada al cielo completamente gris, un trueno acabo por completar la escena y las primeras gotas de lluvia de la temporada comenzaron a caer en el reino del aire.

un par de gotas humedecieron el piso, estas poco a poco comenzaron a multiplicarse.

Daigotsu con una de sus manos atrapo una gota de agua...

- es tan fácil-
murmuro y sonrió

dejo caer sus brazos casi inertes a los lados miro hacia arriba y algunas gotas cayeron sobre su mascara.

- es en estos momentos cuando uno desea un buen sake caliente...-

camino a su cabalo y lo monto, miro a la samurai.

- acompañame al castillo tenemos muchas cosas que hablar...-
el emperador miro hacia el frente esperando que su yogimbo subiera al caballo .

Dudo un momento, miro hacia atrás "ya que"... de un ágil movimiento se sentó detrás de Daigotsu y se afirmo de su cintura.

tomo las riendas de el caballo y dio un golpe seco con ellas.
el ágil animal comienzo a cabalgar a gran velocidad velocidad.
La lluvia aumentaba cada vez mas y mas
El camino de tierra que daba a la ciudad se hacia cada vez mas imposible.


iba hacer uso de sus poderes pero sentía que era innecesario, ordeno al caballo andar a trote y se detuvo bajo un gran sauce que estaba cerca del rió que daba a la ciudad.

hay bajo del caballo y agito las mangas de su kimono para sacar el agua.

Raguna se impulso para quedar bien sentada en la montura y se bajo del caballo. Bajo el sauce ya no caía agua y de inmediato sintió el efecto del aire en las ropas y cabello mojados; el frío comenzó a calarle los huesos y según parecía el Emperador no tenía ni la más mínima idea de moverse de ahí por el momento. Bien, si la idea era quedarse allí ella no estaba dispuesta a morir de frió el tiempo que fuese… Camino hasta salir de la "sombra" del sauce y la lluvia la empapo otra vez. Si, así ya no sentía frío.

-¿Cuanto planea quedarse aquí mi Señor?...

Termino de sacarle el agua a sus largas mangas...
Ya se sentían mas livianas.
El emperador miro a la joven, su postura era hierática y con un movimiento de su muñeca ascendente un extraño aire caliente lo seco en un instante.

Daigotsu sonrió.

- y tu... planeas quedarte ahí mucho tiempo...?-
El emperador sonrió.

- cual es el nombre que recibiste después de tu gempukku yogimbo?-
Daigotsu se cruzo de brazos y apoyo la espalda en el tronco del viejo sauce.

Rodó los ojos y miro hacia las nubes para pronosticar cuanto tiempo mas se quedaría mojándose, no tenia intención de moverse por ahora. De pronto surgió en su mente la duda de si los Eternos se enfermaban o tenían alguna aptitud mágica que se los impidiera... Se quedo observándolo con cierta curiosidad mientras respondía a la “primera pregunta”

-Eso creo... aun queda algo...

Y luego la segunda, si había algo que la enorgullecía era su nombre. No era común, tenia un origen exótico y su significado la definía "en todo su esplendor", mas bien definía; lo tozuda que era y encima de todo le daba atribuciones divinas... Absolutamente perfecto para ella.

-Raguna.

Daigotsu esbozó una sonrisa.

- mmm.... Raguna, un buen nombre para un samurai...-

El emperador lanzo una mirada rápida y la inspecciono, miro el cielo nuevamente.

- solo veo tu wakisahi... pero... no portas katana, cual es tu especialidad?-

El interrogatorio había empezado ya, las preguntas no se detendrían hasta que supiera todo de ella...
La paranoia de Daigotsu llegaba lejos de vez en cuando y veía a todo samurai nuevo como un posible enemigo a futuro.
Un pensamiento cruzo por su mente, las palabras de su hermano cuando se dedicaban a entrenar de pequeños.
“debes conocer a tu enemigo al igual que tus aliados"
... alguna cosa útil que recordara de Hajime...

-Sais...-

Era una pregunta tan simple que no merecía una mayor respuesta, "Entre mas cerca mejor ¿no?" este pensamiento le saco una sonrisa a Raguna, esta vez si la exteriorizó. Espero a ver si habian mas preguntas.

miro hacia el cielo y dijo pensativo..

- así que las sais...-

hubo un largo momento de silencio
hasta que el emperador interrumpió la paz con un comentario...

- te pareces a tu madre... solo espero que pienses siempre como un samurai, no como una mujer...-


en ese momento solo se comienzo a escuchar el ruido de la lluvia caer y revotar en los techos de unas casas de campesinos , los arboles y el rió.

-Espero no ofenderlo, pero no pienso como ninguno de los dos, me temo.

Algo en lo último que dijo el Emperador le molesto profundamente hizo una pequeña pausa para ordenar la idea, dicho sea de paso; enfriar la cabeza y se cruzo de brazos inconcientemente.

-Creo que no importan las acciones mientras no interfieran con el deber y objetivo final. Y realmente creo que esta equivocado, no me parezco mucho a mi madre... siempre me han recalcado lo mucho que me parezco a mi padre.

Termino torciendo el gesto.

Daigotsu frunció el ceño, pero debajo de la mascara parecía que no se había inmutado ante el comentario de su nueva yogimbo.
El que ella, una samurai. Honorable, merecedora de gloria, encontrase algún parecido con un bárbaro de las fronteras le parecía una idea descabellada... la casta de los samurai es sagrada, casi tanto como la de los eternos.

- pues.. el deber de tu madre fue haber obedecido, y seguir con el compromiso que se le había acordado en aquel tiempo... pero fue débil, y se dejo guiar por un sentimiento tan BURDO como el " amor"... -

Daigotsu guardo silencio para luego continuar.

- no niego que tu madre fue una hábil guerrera, pero... el dejarse guiar por un sentimiento del cual no ganas nada, es mas , un sentimiento que te hace perder determinación ,es una actitud débil... creo que Tsuyako se hubiera ganado mi respeto completamente si al momento en que demostró esa debilidad hubiera pedido Seppuku , y sinceramente, yo se lo hubiera otorgado para que así muriera con honor... muriera como un leal samurai...-


Daigotsu se cruzo de brazos.

- espero que tu padre sea un barbaro honorable... para que tu lo superees y seas un samurai honorable...-

La mirada de Raguna se congelo, sentía que se iba a "acribillar" en cualquier momento pero se contuvo por que sabia que poco podía hacer y terminara mal.

-Sin embargo ella siguió sirviendo a usted a pesar del desprecio, fiel y servilmente. No tengo tantos años ni poder como usted...

Levanto los brazos mientras abría las palmas de las manos.

-Yo solo soy esto, y tengo que vivir como lo que soy ¿no? Lo que he podido apreciar hasta ahora: me he dado cuenta que para algunas personas en la debilidad encuentran su mayor fortaleza, y son capaces de morir por ello... defendiendo su debilidad a toda costa. Por que a diferencia de usted, tenemos vidas cortas y nada de poder.

- tsuyako siguió fiel no a mi... si no al imperio, pues sabe que yo hago lo que hago por mi gente... por su bien, gloria y prosperidad...-

Daigotsu miro a la bella samurai y sonrió.

-ustedes tiene el poder suficiente... pero ese pensamiento derrotista los hace débiles...Somos los que somos por obra divina de los Kamis (dioses) elementales... y nuestro destino fue sellado por ellos...
Tal vez en la debilidad encuentras esa fortaleza... pero si ocultas esa debilidad, eso... te hace mas fuerte, he incluso, si tu mismo acabas con tu debilidad, ya nadie podrá moverte, sera una fuerza inamovible e incorruptibles, pues por sus debilidades un hombre puede llegar a corromperse...-

Daigostsu comienza a caminar hacia su joven Yojimbo con paso lento.

- mira me... mi única debilidad es mi imperio... es por eso que quiero que el imperio no tenga debilidades, pues así Aire.. nuestras tierras, y todos nosotros alcanzaremos el poder absoluto y así navegar por lo mortal hasta alcanzar la perfección...

Daigotsu se paro frente a su yogimbo y con su mano sostuvo el mentón de la joven y se acerco aun mas a ella.
un aire frió emanaba de su mascara y sus ojos penetrantes vigilaban a los ojos de la joven

-es por eso que vivo lo que vivo... para hacer de este lugar un lugar mejor-

Daigotsu sonrió y tomo distancia.
la lluvia ahora empapaba a los dos que se miraban fijamente.

Todo le parecía mas claro ahora, de cierta forma retorcida comenzó a sacar conclusiones, muchas que tendría que asimilar luego. La abordo un sentimiento de profunda tranquilidad, relajación; Todo se sentía muy bien, todo era correcto dentro de sus extrañas y recientes maquinaciones mentales.

-Lo absoluto es absolutamente indestructible...

Finalizo como admitiendo una derrota.

-Creo que debería volver bajo el sauce, no le agrada mucho el agua ¿no?

hubo un momento de silencio cuando la voz del emperador volvió a resonar en el ambiente.

-el agua... que elemento mas insignificante... cae desde el cielo... sintiéndose libre, pero después muere al reventar en la tierra, y es absorbido por esta...-


Daigotsu con una de sus mangas de su largo kimono cubrió a su yogimbo para protegerla de la lluvia.
Con su mano libre lanzo un lanzo un hechizo.

" 乾燥を "

un aire cálido seco a la joven samurai, acto seguido El Emperador levanta el brazo con el que no cubría a su yogimbo y con su dedo índice apunto el cielo.

"天がオープン"

el cielo en la parte del camino se abrió.

Daigotsu se alejo de su yogimbo y le dio la espalda.
-Sube al caballo...-

El cambio de temperatura tan brusco tuvo ciertas repercusiones en el cuerpo de Raguna; por un momento al tener el cuerpo tan frío sintió como si se quemara un poco al contacto con el aire tibio, el calor se le fue a la cabeza y un rubor rosa cubrio sus mejillas y la punta de la nariz, dándole el aspecto de una muñeca de porcelana. También comenzó a verse algo adormilada, e hizo un gran esfuerzo por no bostezar y prestar atención a lo que ocurría.

Una vez recibida la orden la ejecuto: subió al caballo.

suspiro al ver como las nubes obedecían sus ordenes.
bien bien...así me gusta, con una sola palabra, pensó.

Acto seguido Daigotsu camino hacia el caballo, lo monto.
con las riendas del caballo peco un duro y seco golpe, y este comenzo a cabalgar muy rápido.

El silencio en el camino fue inquietante.

los cabellos de ambos samurai blandían con el viento húmedo que pegaba en sus rostros.

- conocerás tu nuevo cuarto, vivirás en el castillo... -
dijo con voz grave el emperador.
- dile a tu madre cuando vayas a buscar sus cosas que tu seras su relevo... ya no la necesito, ahora podrá descansar su mente y espíritu-