Recuerdos hirientes.

Hoy cumplía otro año desde aquél desdichado día, terminé con mis labores en el santuario ayudando a las sacerdotisas ,con mis pequeñas ofrendas agradecía a los espiritus del viento por que me hubieran tratado con tal benevolencia y aun más el hecho de permitirme tener esa comunicación con ellos cuando quisiera.

Caminaba con tranquilidad por la plaza de los versos, hoy mi andar era más perezoso y desganado que en los dias anteriores, pero tenia mis razones propias para estar así.

Escuchaba el murmullo de las formas etéreas al rozar las ramas, cantando con suavidad a quien las pudiera escuchar.

Siempre os estaré agradecida -Dije al tiempo que tomaba asiento junto a un cerezo ,observando como el sol se ocultaba con sigilo por el horizonte, ya era tarde ,pero podria estar aqui unos momentos más, antes que la oscuridad cubriera todo el reino aire

Caminaba con sigilo, evitando a toda costa por obra de años de entrenamiento y de forma incosciente el hacer ruido al pisar el césped; húmedo y de un color verde sano, me agradaba trabajar en la lluvia, esta era una de las razones por las cuáles no volvía a la zona norte con los operativos principales de los Nazaríes. De la bolsa de transporte, saqué una manzana roja, del mismo color de la sangre, un niño me la había regalado, acepté cuando sus ojos mostraron una cierta chispa de alegría, era más estimado de lo que merecía.

Di un mordisco, si fuera veneno, lo habría olido inmediatamente, sin embargo, disfruté, era bastante jugosa. Decido por practicar más la escalada y el salto de árboles, brinqué sin mucho esfuerzo para terminar en una rama de la sección de cerezos. Cada impulso que conseguía, daba la sensación de ser como el mismo aire, fuerte, rápido e invisible. Recorrí lo que serían 7 kilómetros aproximadamente, no estaba cansado, pero había llegado al extremo del bosque, terminando en un jardín japonés. Subí a lo más alto de un cerezo y me acuclilé como una gárgola, comiendo la manzana.

El susurro de los vientos cambió ligeramente de un momento a otro, su canto era mas un aviso que la sinfonia que habian ejecutado con anterioridad ,y como si el cerezo bajo el cual estaba sentada quisiera avisarme tambien de que ya no era la unica del lugar ,pude ver como lentamente los petalos de las flores caian sobre mi cabeza

Levanté el rostro por instinto ,aun con facciones inexpresivas ,pudiendo divisar algo entre las ramas superiores.

Criatura de viento u mortal ,presentate ,se donde estas pero quiero verte -dije con firmeza y suavidad impregnada en la voz, pero ese ligero tono de seriedad tipico en mi.

No había tomado importancia a la chica que estaba debajo del cerezo, había venido simplemente a admirar el horizonte por un rato, descansando de mis continuos deberes. Miré hacia abajo y mordí la manzana, la capucha hacía un buen trabajo, de ningún ángulo podría observar mi rostro a menos de que tuviese la intención de quitármela un poco.

-No tengo porqué, no voy a hacerte daño si es lo que piensas- Me levanté y volví a morder la manzana. Recosté la espalda contra el tronco, viendo más directamente el atardecer.

Parecia ser ciertas sus palabras, frias como era normal en muchos winds, pero llenas de verdad ,pura y aveces insana verdad.

¿ Quien eres ? -inquirí nuevamente, sin importarme el parecer impertinente, asi era mi comportamiento por desgracia, serio pero curioso - ¿podrias bajar? dudo que yo pueda hacerte algo -comente aun con seriedad ,mirando como los petalos seguian cayendo en menor cantidad que antes, suspiré ,creyendo que mis palabras serian ignoradas como de costumbre, girando la vista hacia el pequeño lago que habia en el centro de la plaza, mas parecida a un inmenso jardin de eterna juventud.

Le miré fijamente, la oscuridad estaba presentandose paulatinamente, qué descaro el suyo hablar de esa manera, era un Wind obviamente, pero nunca me había tocado alguien que hablase así. Esperé varios minutos, en lo que acababa mi manzana, una vez la terminé, salté sin golpear nada y con sigilez caí con un pequeño golpe intencional, coloqué con cuidado los restos de la fruta roja en las raíces del árbol.

-Soy Altair- Respondí.

Pude sentir la ligera corriente de viento formarse cuando llegó al suelo, evitandome cualquier sobresalto, lo mire de reojo y parpadeé bajando la mirada al suelo, aun con caracter firme pero en cierto modo a veces humilde

¿Y por que escondes tu rostro detras de esa capucha?- pregunté sin disminuir ni elevar la voz, manteniendo ese tinte frio pero suave al oido ,dejé el abanico sobre mi vestido ya que me habia cansado de portarlo en mano, costumbres de cortesanas a las cuales aun no me sentia acostumbrada- disculpa la descortesia....mi nombre es Itiria- hize ademán de una ligera reverencia, ya que por la vestimenta que llevaba ,podria bien ser un shinobi.

-Soy un Shinobi, como tal debo cubrir mi rostro- Respondí en tono frío. ¿Cómo podía ser así? A juzgar por el abanico era una cortesana, mi mal humor se presentó en el momento en que me exigió el hablar sobre mí. Lancé una una última mirada y subí el árbol con enorme facilidad, a tal grado que no pudiese verme ni fastidiarme. Ni siquiera debí tomarme la molestia de decirle mi nombre.

Mire con genuino desden al shinobi, asi eran la mayoria de los hombres del reino aire, orgullosos frivolos e inexpresivos.
Asi queria comportarse y asi seria yo de vuelta a el. me levante y con sigilo subi al arbol ,sin problema alguno por el kimono que como cortesana me era obligado usar.

Altair, espera, no fue mi intencion ofenderte -dije aun sin elevar la voz,no tenia necesidad de ello, sabia que el me escucharia perfectamente asi su entrenamiento lko habia perfeccionado en ello, el aun seguia trepando a las ramas superiores como queriendo que yo me diese por vencida...temia decirle que se habia encontrado con una de las cortesanas mas obstinadas de todo el reino.